La obra de Beru Tessema nos invita al mundo de las criptomonedas, donde chocan la ambición y el peligro. Con el telón de fondo de Canary Wharf, conocemos a Manny, un joven que sueña con triunfar pero que actualmente se dedica a vender artículos de diseño de imitación. Cuando su mejor amigo, Abdul, le presenta una manera de ganar dinero rápidamente, Manny se lanza de cabeza, arrastrando a su familia a un mundo que puede ser demasiado bueno para ser verdad.
Lobos en el camino explora tanto la emoción como la inquietud que trae la moneda digital. Vemos a los personajes experimentar una red de emociones, desde esperanzas y sueños hasta pánico y desesperación, todo bajo el atractivo de una riqueza potencial. Los escritos de Tessema son auténticos y ofrecen una mirada aleccionadora sobre hasta dónde pueden llegar las personas para enorgullecer a sus familias. Incluso cuando eso signifique aventurarse en un territorio desconocido y posiblemente arriesgado.
Dirigidos por Daniel Bailey, los diseños visuales realzan la experiencia de ser transportado a este mundo criptográfico. Las proyecciones de vídeo en rápido movimiento, el diseño de sonido intenso y la iluminación siniestra durante los momentos de peligro contribuyen a este efecto.
El ritmo comienza lentamente, con algunas escenas iniciales que se prolongan demasiado. Sin embargo, a medida que se desarrolla la historia, rápidamente se convierte en un reloj apasionante, particularmente cuando analizamos la determinación del personaje de “hacerse rico rápidamente”. Me puse nervioso, especialmente con el discurso optimista de estas figuras sobre la creación de riqueza generacional y las consecuencias inminentes de sus decisiones.
Kieran Taylor-Ford ofrece una actuación brillante como Manny; su interpretación aporta mucha energía, entusiasmo descarado y un encanto inocente que hace que su viaje se sienta genuino y identificable. Su mejor amigo, Abdul (Hassan Najib), está más sereno y sereno, y es muy divertido observar su química juntos. Las interacciones con el público a medida que el teatro se transforma en una conferencia sobre intercambio de criptomonedas son muy divertidas.
Jamael Westman, protagonista invitado como el gurú de las criptomonedas Devlin Brown, brilla con mucho carisma. Su comportamiento confiado y fluido hace que sea fácil ver cómo hombres jóvenes como Manny y Abdul se verían arrastrados a los esquemas criptográficos.
Completa el reparto Fevan, la madre de Manny (Alma Eno), que sueña con convertirse en chef y abrir un restaurante. La naturaleza protectora de Manny hacia su madre provoca enfrentamientos con su novio, Markos, interpretado por Ery Nzaramba. La interpretación de Nzaramba es tierna y ofrece líneas con un nivel de gracia y expresividad que resulta poética. Capta perfectamente la vulnerabilidad de un hombre que no comprende completamente las criptomonedas pero que está dispuesto a apostar por lo desconocido para lograr un futuro mejor.
Una de las mayores fortalezas del texto de Tessema es la capacidad de resaltar las presiones socioeconómicas que enfrentan las comunidades de inmigrantes y de clase trabajadora. Descubrir la voluntad de los personajes de arriesgarlo todo por la estabilidad financiera se vuelve aún más devastador cuando consideramos la explotación potencial que enfrentan. Lobos en el camino ofrece una visión oportuna y estimulante del mundo de las monedas digitales, recordándonos los costos ocultos detrás de esas brillantes promesas.